3.778 veces vista
Rafa Suárez | 12/01/2015
Este es el paraje que recibe el nombre de "Fuentes de la Bodegona de Peñalba" y cuando uno está allí, comprende el porqué de ese nombre
Viviendo en un valle "a caballo" entre la Cordillera Cantábrica y la Meseta Castellana, la climatología es fundamental a la hora de decidir por donde queremos hacer una ruta.
Es habitual que las borrascas, predominando el viento norte, dejen Campóo totalmente cubierto o lloviendo, mientras que en la vecina comunidad de Palencia, esté completamente despejado y el pasado día 1 de Diciembre, no fue una excepción. Campóo, amaneció gris y lluvioso, mientras que por el Collado de Somahoz, se podía ver, como por una ventana, un cielo azul que servía de reclamo, una invitación que no se podía rechazar.
Jesus, Emilio y yo, teníamos pendiente hacer una ruta, por las cumbres de la Sierra Cebollera, llegar a Peña Tejedo y conocer un poco esa zona, sin tener una idea muy clara de por donde íbamos a regresar, así que nos decidimos y cambiamos a nuestra "Siberia" campurriana, por las soleadas tierras palentinas.
Salimos del Golobar con sol, pero a medida que ascendíamos, el viento era más desagradable y llegando a la cumbre del Valdecebollas, además del viento, también las nubes se apoderaron del lugar. Con estas condiciones llegamos al Cueto y mientras visitábamos las numerosas trincheras que aún persisten de la guerra civil (al parecer fue un destacamento republicano de grandes dimensiones), las nubes iban y venían. Teníamos que decidirnos por seguir o por cambiar de trayectoria. Al final, otra vez la climatología, condicionaba la ruta elegida.
Nos decidimos por cambiar la ruta y refugiarnos del viento norte y de las nubes, descendiendo a las cuencas sur del Valdecebollas, para quedarnos, como dicen por aquí, "al socayo". Acertamos de pleno, no sólo por cómo empeoraron las condiciones meteorológicas a lo largo del día, sino porque descubrimos una cuenca espectacular y totalmente desconocida para nosotros. Pese a no ser la primera vez que nos movíamos por esta zona, era nuestra primera incursión en esta cuenca, pues siempre la habíamos visto desde la parte alta de la sierra.
La cuenca tiene dos zonas bien diferenciadas. La parte alta, lo que en algunos mapas denominan Cuencarrera (aunque no tengo claro, si se refieren sólo a esta parte o a toda la cuenca), que es una pequeña "meseta" glaciar, donde nace el Rubagón, bajo grandes bloques de conglomerado. Después la cuenca se desploma, formando un barranco donde los torrentes saltan formando vistosas cascadas, que en la parte baja de la cuenca se unen en un solo cauce, por el que discurren las aguas del recién nacido río Rubagón. Este es el paraje que recibe el nombre de "Fuentes de la Bodegona de Peñalba" y cuando uno está allí, comprende el porqué de ese nombre. Una gran peña caliza, preside la llanura rodeada de un anfiteatro de rocas y peñascales, por donde el agua "salta" por todas partes, lo que hace de este lugar, un paraje impresionante.
Después de comer el bocata, cerca de los restos de un "venao" de gran tamaño, del que no encontramos la cabeza y que suponemos fue la causa de su desgracia, comenzamos el regreso. Encontramos un sendero que al principio era algo incómodo por las escobas, pero que después se convirtió en el camino "bueno", que a una cota de 1700 metros aproximadamente, te conduce entre restos de "ruedas de molinos" y atravesando las cuencas de los arroyos de la Cárcava, Comuniestro y Canaleja, a la cuenca del arroyo de La Canal de Brañosera, donde se encuentra el antiguo Refugio del Golobar, desde donde iniciamos la ruta.
Fotos : Jesus Santiago.
Categorías: